Córdoba, Málaga y Sevilla
Como halcón viajero surco el cielo
perdiéndome veo mi Córdoba vieja y mora,
tierra de cetrerías y de viajeros en celo,
por olvidadas, aún, su esplendor enamora.
Al sur me dirijo en un venturoso aletear
para conocer el mar, volar en esa fresca brisa,
en el viejo campanario del Carmen descansar,
con mis primas las blancas gaviotas volar.
En el lechoso y hueco nido de la cigüeña,
en una altura quieta, contemplo el lugar,
Málaga como una primavera se muestra.
A Sevilla parto, que dicen que es una joya,
en la giraldilla para descansar me poso,
un lejano balcón me invita en su jardín.
Y como reina entre las flores perfumadas,
un hermosa rosa sobresale rebosada de luz,
regando de color de Abril, la mujer sevillana.
Como halcón viajero surco el cielo
perdiéndome veo mi Córdoba vieja y mora,
tierra de cetrerías y de viajeros en celo,
por olvidadas, aún, su esplendor enamora.
Al sur me dirijo en un venturoso aletear
para conocer el mar, volar en esa fresca brisa,
en el viejo campanario del Carmen descansar,
con mis primas las blancas gaviotas volar.
En el lechoso y hueco nido de la cigüeña,
en una altura quieta, contemplo el lugar,
Málaga como una primavera se muestra.
A Sevilla parto, que dicen que es una joya,
en la giraldilla para descansar me poso,
un lejano balcón me invita en su jardín.
Y como reina entre las flores perfumadas,
un hermosa rosa sobresale rebosada de luz,
regando de color de Abril, la mujer sevillana.